Lalo...
Tendría
que empezar por decir que me ha costado trabajo escribir algo sobre mi hermano
del alma.
Tengo
un nudo en la garganta...
Mi
historia es larga, es intensa y es hermosa.

En el
momento que lo conocí supe quien era y cuanto lo iba a querer.
Y así
empezó mi amistad (o más bien mi hermandad) con el hombre que sería parte
esencial de mi vida.
Empezamos
como hermanos, o sea que nos conocíamos y nos queríamos como hermanos. Nos peleábamos
camino a la escuela (el Conservatorio), nos cuidábamos y nos contábamos todo.
Eso
siguió a lo largo de toda nuestra historia; yo le contaba todo y él me contaba
todo.
Él
estaba a mi lado en todos los eventos de mi vida.
Y
cuando digo todos es que son todos...
Lo
recuerdo en todos los momentos de felicidad y de tristeza.
Y para
mí fue siempre mi apoyo, mi consuelo, mi cómplice, mi guía...
Cuando
nació mi hijo Daniel él me dijo:
“Yo voy a ser su padrino y voy a ver por el toda la vida.”
“Yo voy a ser su padrino y voy a ver por el toda la vida.”
Y se
encargo de cumplir su promesa.
Después
recluto varios ahijados como a Isabel, Pablo y Beto.
Recuerdo
sus llamadas periódicas, en las que me decía "¿Estelita como estas?".
Y
empezaba yo a contarle todo, él me escuchaba...luego el me contaba lo suyo y yo
lo escuchaba...
Recuerdo
tantas veces que nos sentamos a tomar un vino y a platicar.
Extraño tanto estar así, una tarde platicando de todo, el y yo...
Extraño tanto estar así, una tarde platicando de todo, el y yo...
Desde
que supe de su enfermedad, para mi cada instante de estos fue un tesoro. Yo sabía
que un día solo sería un recuerdo para mí y lo veía tan bien, tan esperanzado, tan
entero que difícilmente podía creerlo.
Veía a
mi querido Lalo y pensaba en el día en que ya no estuviera conmigo.
Cuanto
aprecio ahora cada instante de ese tiempo en que tuve la oportunidad de estar
al lado de él. En el fondo el también lo sabía y por eso era tan especial.
No
quería hablar de eso y yo lo respete hasta el último instante.
El
estaba listo y esa era su manera de enfrentarlo.
Al
final de sus días le dije, "¿Tú sabes cuánto te quiero verdad?"
Y me
dijo: “Yo siempre lo he sabido Estelita; desde el día que te conocí.”
Ahora
sueño con él y él regresa y me cuenta...y yo le cuento...
Estela
Miller
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