También se me ha hecho cada vez más difícil escribir acerca de él. Pienso en un millón de cosas: recuerdos,
situaciones graciosas, anécdotas que nadie ha escuchado, cosas que recuerdo de
él, pero nada parece querer unirse. Es como un sinfín de fragmentos que flotan
alrededor sin querer consolidarse en un todo significativo, completo. ¿Es que
ahora Lalo se ha convertido en parte del pasado? ¿Qué ya no nos es tan
importante como afirmábamos que era? ¿Realmente hay un momento en que algo como
esto “se pasa”?
Supongo que parte es el
proceso natural del paso del tiempo. Como dijo John Lennon, “La vida es lo que
te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Siempre hay “cosas”
que se tienen que hacer: trabajo, comidas, manejar, compras, limpieza, bañarse,
ver la tele. Pero creo que mucho tiene que ver con poder “escaparse” de la
realidad de la muerte de una persona; de querer imaginar que no ha pasado nada.
Así, los cientos de pequeños recuerdos y fragmentos se entretejen con la rutina
cotidiana. Ya no se destacan tanto. El dolor intenso, la tremenda realidad de
lo que ha pasado sólo se distingue cuando otras cosas te lo recuerdan.
Recientemente, murió Davy
Jones. El mismísimo galán de los Monkees. Cuando me enteré de su muerte, lloré
como una idiota. Seguro, me fascinaba “Daydream believer”, pero ¡qué barbaridad!
Y es que lo único que pude pensar fue, “¡Otro Monkee!”. También, justo este
domingo pasado, me desperté con el sonido de sirenas en la calle. Resulta que
una vecina, una mujer cercana a mi edad con la que realmente nunca tuve contacto, accidentalmente se cayó por las escaleras de su casa y se mató. Era
la hermana del hombre que arregla mi coche. Me sentí totalmente abrumada por la
pena. Pensé en él, en su mamá, en la terrible indiferencia con la que una
mañana común y corriente de domingo se puede convertir en una experiencia
trágica y demoledora. También le di gracias a Dios que tuve la oportunidad de
despedirme de mi hermano y de compartir sus últimos momentos con él.
Entonces, ¿realmente nos
hemos olvidado de “nuestro” Monkee? Para nada. Es sólo que no queremos recordar
que se ha ido. Preferimos no rascar la herida. Tal vez, algún día, nos
despertemos para darnos cuenta de que todo fue un terrible malentendido, una
pesadilla.
Mientras tanto, seguiré
tratando de hacer que todos los pedacitos se unan y esperando la inundación.
Estoy segura de que vendrá, aún si es de gota en gota.
Susana Olivares Bari
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